lunes, 1 de julio de 2013

Miles de mujeres venezolanas tienen biopolímeros en su cuerpo


César Oliveros, médico cirujano y reconstructivo, profesor de LUZ, considera esta práctica un problema de salud pública.
César Oliveros, médico cirujano y reconstructivo, profesor de LUZ, considera esta práctica un problema de salud pública.
Maritza, de 22 años, nunca tuvo la figura que soñaba.  Impulsada por el complejo de no poseer los glúteos levantados y firmes, decidió someterse a tratamientos en un centro de estética clandestino, donde le ofrecieron un “producto mágico”, el cual le garantizaría de inmediato esa belleza que tanto buscaba. Poco después de que le aplicaron la famosa sustancia, debió ser intervenida de emergencia debido a una bacteria, su estado de salud empeoró y murió. El diagnóstico fue claro, su cuerpo se contaminó por la inyección de biopolímeros.
El aumento de glúteos bajo esta técnica “es letal”, tanto para el hombre como para la mujer, afirma César Oliveros, cirujano plástico y reconstructivo, quien considera se trata de  un problema de salud pública, por el cual han muerto numerosas personas en el país, en los últimos dos años. Y algunos responsables, en su mayoría falsos doctores, han sido arrestados por orden del Ministerio Público.
Hasta finales de 2011, el Ministerio de Salud registró 866 denuncias por esta inyección y, en los últimos dos años, se ha desbordado el uso ilegal de estas sustancias y con ello se ha incrementado el número de lesiones en la piel y, lo más grave, el fallecimiento de decenas de pacientes en el país.
Oliveros, jefe de la cátedra Clínica Quirúrgica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zulia (LUZ), explica que los biopolímeros “son bioimplantes derivados de sustancias químicas como el plástico o silicón más metil-metacrilato, los cuales son usados indebidamente para el aumento de los glúteos, pantorrillas, relleno de arrugas o depresiones en el rostro”.
Asegura que miles de mujeres venezolanas tienen biopolímeros en los glúteos, pese a que su uso humano está prohibido desde 2011 por el Ministerio de Salud.  “Cada vez son más las pacientes que acuden en busca de ayuda porque se han inyectado y empiezan a presentar síntomas de rechazo a estas sustancias, que son vendidas en el mercado bajo los nombre de Metacril, Metacoll, Biofil”.
“Es peor que las prótesis PIP”
Comenta el especialista que en Latinoamérica, Colombia y Venezuela son los países donde se registra el mayor número de mujeres implicadas. Este un problema peor que el de las prótesis PIP, porque hay más mujeres con biopolímeros que con prótesis mamarias; sin embargo, se le dio más propaganda a las primeras”.
Según dice, la mayoría de estas prácticas se hacen en centros de estética sin medidas sanitarias, por personas que no tienen el mayor conocimiento al respecto, y no sabían siquiera lo que estaban colocándose; todavía siguen muchas inyectándose, a pesar de la gran cantidad de información que hay al respecto.
Considera que: “no puede ser que una persona no sepa las consecuencias de aplicarse biopolímeros que ofrecen una solución mágica y no es así, te genera un problema que te puede durar, inclusive toda la vida; y aunque para remediarlo empiezan a inyectarse antibióticos y esteroides, esos cuadros se repiten varias veces al año, y el paciente no puede pasar toda la vida tomando esteroides”, alerta el especialista.
“No cabe duda que la vanidad nos empobrece”, comentó Xiomara, una paciente afectada, mientras relataba: “a mí me inyectaron en la cara, en 2006, ácido hialurónico, el médico que me lo aplicó me aseguró que en siete años saldría solo y que no tendría ningún riesgo. En un par de años se me inflamó la cara, solo en donde él me inyectó, desde entonces ha sido un peregrinar con un doctor y otro, el ácido se me encapsuló, eso me ha traído muchas consecuencias y he gastado lo que no tengo por curarme”
-– ¿Cómo actúa la sustancia en el organismo?
A pesar de la existencia de una resolución que prohíbe el uso de estas sustancias, por desconocimiento o por vanidad, las mujeres siguen poniendo en riesgo su vida.
A pesar de la existencia de una resolución que prohíbe el uso de estas sustancias, por desconocimiento o por vanidad, las mujeres siguen poniendo en riesgo su vida.
— Estas sustancias provocan en el cuerpo una reacción de rechazo orgánica que puede ocurrir luego de cinco días de inyectado, hasta 23 años; sin embargo, la media es a los tres o cuatro años cuando empieza a sentir, si es en los glúteos  enrojecimiento, calor, endurecimiento, incluso puede el biopolímero salir a través de los poros de la piel o migrar hacia la piel de la columna lumbosacra, las piernas, pantorrillas tobillos. Allí la situación se agrava, la paciente puede tener infección severa, pérdida cutánea y muscular, insuficiencia renal y hasta la muerte— advierte el médico cirujano.
Indica que “la muerte suele ocurrir en los primeros días, posterior a la aplicación, por trombosis, es decir, porque le inyectan el biopolímero en un vaso y hay embolia pulmonar”.
Oliveros es uno de los pocos especialistas dedicados a la extracción de biopolímeros, tanto en glúteos como en el rostro; reside en el Zulia, pero viaja a diferentes ciudades del país para atender la demanda de pacientes con síntomas, mediante “la técnica abierta tangencial”, por medio de la cual -según dice- “podemos extraer 70% de los biopolímeros y, con ello, el paciente mejora los síntomas, no requiere que siga ingiriendo asteroides, antibióticos, ni analgésicos para aliviar el malestar, porque mejora su calidad de vida”.
—¿ Qué es lo primero que debe hacer una paciente si presenta síntomas de dolor en los glúteos, por ejemplo?
—  Lo más importante es ponerse en contacto con un especialista en el área, y no hacerse lipoláser, ni liposucción, porque esto agravaría el cuadro clínico. La paciente debe preguntar qué le inyectaron y practicarse una resonancia magnética glútea con técnica Stir, eso nos dará pautas de cuánto le inyectaron, en qué parte del cuerpo está la sustancia, si afectó el músculo o está superficial en el glúteo— señala.
Asimismo, indica, “en segundo lugar, se presentan deformaciones faciales, surcos nasogeníanos, y allí entra en juego la autoestima del paciente”.
— ¿Si la paciente se ha inyectado una cantidad pequeña de biopolímeros, qué riesgos tiene?
— Ya se considera una enfermedad inmunológica, es decir, con un poquito que te pongas puedes tener tremendas reacciones, esto va a depender de cómo el cuerpo reaccione a esa cantidad mínima. Hemos tenido pacientes que con 50 u 80 cc han tenido reacciones impresionantes.
—¿Entre qué edades oscilan las pacientes que más se inyectan?
La sustancia inyectada en los glúteos se puede desplazar hacia la columna y complicar el cuadro clínico de la paciente.
La sustancia inyectada en los glúteos se puede desplazar hacia la columna y complicar el cuadro clínico de la paciente.
— De todas las edades. Aunque observamos mayor incidencia en personas de treinta a cuarenta años, últimamente es impresionante la gente joven que acude a consulta, entre los veinte y los treinta años de edad.
Refiere César Oliveros que es “sumamente difícil llevar estadísticas de afectadas, debido a que hay muchísimas mujeres que se quedan calladas, por temor, ellas quieren mantener su situación en secreto porque, inclusive, a veces se han inyectado a escondidas de sus esposos y familia”.
Estima el médico cirujano que “deben haber por lo menos 100 mil mujeres afectadas, ya que muchas lo vieron como algo sencillo, una inyección en el glúteo y en poco tiempo realza y “rejuvenece” o mejora el aspecto en esta zona del cuerpo”.
— ¿En qué consiste la Técnica Abierta Tangencial (TAT)?
— Hasta la solución médica, es retirar la mayor cantidad de los biopolímeros de las partes afectadas para eliminar el dolor y evitar que migre a otras partes del cuerpo, a través de  una técnica quirúrgica que consiste en hacer una incisión en el glúteo de cinco centímetros para retirar los biopolímeros del tejido adiposo, del músculo,  región lumbosacra (parte baja de la columna) y cadera.
— ¿Cuánto tiempo puede demorar la intervención?
— De cuatro a cinco horas, dependiendo de la cantidad de biopolímero que le hayan inyectado y las zonas donde se encuentre. En el rostro suele encapsularse más el biopolímero y es relativamente más sencillo extraerlo de la cara que de los glúteos.

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